viernes, 29 de agosto de 2014

¿Qué podemos esperar de otras empresas más pequeñas y con directivos más ambiciosos e irresponsables?

PAPAS DE MCDONALDS
Ingredientes reales…
Aunque nunca han suscitado tanto misterio como la fórmula secreta de la Coca-Cola, los alimentos de algunas cadenas de comida tampoco se han quedado atrás en especulaciones y leyendas urbanas. Por eso, McDonald's ha decidido sacar a la luz los componentes de todos sus productos: desde los «aromatizantes de humo» que llevan las tiras de bacon de las hamburguesas, hasta los ingredientes de sus famosas patatas fritas. [Consulta aquí cómo hacer unas verdaderas patatas fritas en casa]
En concreto, las patatas fritas incluyen en su receta algo más que patatas, sal y aceite: llevan dextrosa, un tipo de azúcar; ácido sodio pirofosfato —para mantener el color de las patatas—; ácido cítrico —como conservante— o dimetilpolisiloxano —un derivado de la silicona que sirve de antiespumante—.
Pero no sólo eso: llevan además una combinación muy variada de aceites. Aceites de canola —a partir de semillas de Colza modificadas genéticamente—, de maíz, de cártamo o de soja hidrogenado con terc-butil-hidroquinona (TBHQ) —además del ácido cítrico y el dimetilpolisiloxano—. Todo ello sin olvidar el «sabor natural»... de una «fuente vegetal», como aclara el documento de la compañía en el que se especifican los ingredientes de sus productos.
Aunque la intención de la cadena de comida rápida es convencer de su transparencia con una campaña llamada «Nuestra comida, sus preguntas», no está claro que vaya a ser alabanzas todo lo que va a cosechar.

Por el momento, ya son innumerables las páginas web que alertan sobre estos ingredientes y que destacan como, por ejemplo, el TBHQ ha sido relacionado con enfermedades como el asma, trastornos cutáneos, hormonales, y, en estudios en animales a largo plazo, con ciertos tipos de cáncer y daños en el ADN.

MONSANTO

Los activistas no se rinden ante los gigantes transgénicos y, a pesar de que poseen menos recursos, hacen lo posible para llamar la atención sobre el problema de los organismos genéticamente modificados, conocidos también como OGM. Esta semana ha estado marcada por varias noticias relevantes en el campo de los productos transgénicos. En Francia el Consejo de Estado anuló el decreto que prohibía desde marzo de 2012 cultivar en territorio del país semillas de maíz transgénico de la multinacional estadounidense Monsanto. La polémica entre los partidarios y los opositores de este tipo de productos no cesa ni en el espacio virtual.
Así, esta semana un grupo de empresas biotecnológicas, incluida Monsanto, creó un foro en línea para combatir las crecientes críticas a las que son sometidas por parte de los movimientos sociales que se oponen a los productos modificados genéticamente a causa de sus efectos nocivos. Daisy Luther, una activista y escritora independiente de EE.UU., ha compilado en su sitio web la lista de los mitos más relevantes sobre los transgénicos que "Monsanto quiere que creamos". 
*Mito 1: Nadie ha comprobado que los OGM sean nocivos para la salud  Los portavoces de Monsanto han afirmado muchas veces que es falso que se haya demostrado que los organismos genéticamente modificados son perjudiciales para la salud. La realidad: Varios estudios realizados por expertos asocian las dietas basadas en OGM a tumores grotescos, fallos de los órganos, lesiones gástricas, daños hepáticos y renales, reacciones alérgicas severas e incluso con la muerte prematura.
*Mito 2: La tecnología empleada para obtener OGM es comparable a los cruces tradicionales para mejorar la resistencia de los cultivos" ¿Quiere oír algo interesante? Es posible que todo lo que usted ha comido durante toda la vida fuera genéticamente modificado. Y lo mismo se puede decir de sus padres... y de sus abuelos. Durante más de 10.000 años los seres humanos han criado selectivamente plantas y animales. Las vacas que usted ve en los campos tienen poco parecido con los antiguos uros de los que descienden. Y el maíz que usted come es la versión doméstica de una planta salvaje llamada 'teocinte'", dice la página oficial de Monsanto. La realidad: "A diferencia de las semillas híbridas, las semillas de los OGM no se crean con métodos naturales de baja tecnología. Las variedades genéticamente modificadas de las semillas se obtienen en un laboratorio con sofisticados métodos de alta tecnología como la manipulación genética. […] Por ejemplo, Monsanto ha cruzado el material genético de una bacteria conocida como 'Bt' ('Bacilo thuringiensis') con el maíz. El objetivo era crear una planta resistente a las plagas. Esto significa que cualquier parásito que intente comer la planta de maíz morirá, ya que el pesticida forma parte de las células de la planta", se explica en un artículo del portal The Food Renegade. 

*Mito3: No hay diferencias nutritivas entre los OGM y los alimentos tradicionales Las empresas de biotecnología insisten en que no hay ninguna diferencia entre los nutrientes que contiene la comida genéticamente modificada y los de los productos orgánicos La realidad: Un informe publicado en el blog Moms Across America este marzo indica que sí existen diferencias nutricionales entre el maíz transgénico y el orgánico. El informe realizado por la compañía productora de maíz orgánico De Dell, la única de este tipo en Canadá, mostró que no solo los valores nutritivos son diferentes, sino que los niveles de elementos tóxicos también varían.
*Mito 4: Los OGM no dañan el medio ambiente  Las compañías transgénicas insisten en que el cultivo de organismos genéticamente modificados no es más perjudicial para el medio ambiente que el cultivo de productos orgánicos. La realidad: Como ejemplo la autora del artículo cita la isla de Molokai, en Hawái, donde la calidad del agua y del aire es deplorable por culpa de una instalación para experimentos de Monsanto de casi 800 hectáreas ubicada en esa zona. Esta semana 'Süddeutsche Zeitung' ha publicado un artículo que describe cómo los partidarios y exempleados de las compañías transgénicas han declarado una 'ciberguerra' contra los ecoactivistas y los científicos independientes, poniendo como ejemplo la multinacional Monsanto, cuyos empleados a veces ocupaban altos cargos en el Gobierno de EE.UU. y varias instituciones oficiales, y algunos de los cuales tienen estrechos vínculos con el estamento militar e incluso la CIA. 

ALIMENTOS TRASGENICOS


Muertes y riesgo de muertes

-1. Muertes registradas por GM. En 1989, docenas de americanos murieron y varios centenares fueron afectados y deteriorados por una versión genética alterada de un suplemento dietario – L-triptofan. Una indemnización de 2 mil millones de dólares fue pagada por Showa Denko, la tercera gran compañía química japonesa. (Mayeno y Gleich, 1994).
-2. Riesgos de muerte por reacciones alérgicas.  En 1996, genes de nuez de Brasil fueron injertados en brotes de soja por la compañía Pioneer Hi-Bred. Algunas personas alérgicas a esta nuez sufrieron un shock anafiláctico (similar a la reacción severa a la picadura de abeja) que puede ser mortal. Ensayos con animales confirmaron el peligro y afortunadamente el producto fue sacado del mercado antes que ocurriera alguna fatalidad. “El próximo caso hubiera podido ser menos leve y el público menos afortunado”, escribio Marion Nestle, Jefa del Depto. de Nutrición de NYU en un editorial del New England Journal of Medicine. Cerca del 25 % de americanos ha tenido reacciones adversas a los alimentos, 8 % de niños y 2 % de adultos tiene alergia alimentaria y su inmunoglobina ha sido analizada.
-3. Cáncer y otras enfermedades degenerativas

-4. Cáncer directo y vínculos con enfermedades degenerativas. En 1994, la FDA aprobó la rBGH, una hormona de crecimiento genético de Monsanto, para inyectar en vacas lecheras –aun cuando algunos científicos advirtieron sobre el resultado creciente del IGF-1, una potente hormona química, vinculada con riesgos superiores a 400-500% de cáncer de mamas, próstata y colon. Según el Dr. Samuel Epstein de la University of Chicago, “induce trasformaciones malignas en las células epiteliales de los pechos”. Estudios con ratas confirmaron la sospecha y demostraron daños de órganos internos por ingestión de rBGH. De hecho, los propios experimentos del FDA indicaron un crecimiento de la masa del bazo de un 46 % -un signo de desarrollo de leucemia. El argumento fue que la hormona es destruída por pasteurización. Pero en la investigación efectuada por dos científicos de Monsanto, Ted Elasser y Brian McBride, sólo el 19 % de la hormona fue destruída a pesar de hervir la leche durante 30 minutos, cuando la pasteurización normal es de 30 segundos. Canadá, la Unión Europea, Australia y Nueva Zelanda han prohibido la hormona rBGH. El Código Alimentario UN, un standard de salud internacional del ambiente humano, rehuso certificar rBGH como seguro. No obstante, Monsanto continuó vendiendo este producto en los EEUU. Parte de la razón puede deberse a que la política del FDA fue iniciada por Margaret Miller, Directora Delegada del Servicio de Consulta en Salud Humana y de otros organismos… y antigua supervisora de Monsanto. Ella abrió el camino a gran cantidad de agricultores a quienes se permitió tener antibióticos en la leche –y en un factor de 100 o 10.000 %. Michael Taylor, Esq. fue el asistente ejecutivo del director del FDA. Él bosquejó la Enmienda Delaney que redujo al mínimo los riesgos de cáncer y más tarde fue contratado como consejero legal en Monsanto, y posteriormente volvió a ser Comisionado de Política en el FDA. Varios otros productos GM aprobados implican herbicidas comúnmente conocidos como cancerígenos - bromoxynil usado en el algodón transgénico y el Roundup de Monsanto o glufonsinato usado en sojas GM, grano y canola. Además y según el investigador Sharyn Martin, un número de enfermedades autoinmunes se ven acrecentadas por los fragmentos de ADN extraños que no son totalmente digeridos en el estómago humano e intestinos. Los fragmentos de ADN son absorbidos en la corriente sanguínea y potencialmente mezclados con el ADN normal. Las consecuencias genéticas son imprevisibles y se han hallado inesperados fragmentos génicos en cosechas de soja GM.

PRINGLES


Pringles puede ser uno de los más grandes alimentos de ciencia ficción de nuestro tiempo. Tan delgada, tan homogénea, tan regularmente formada que se pueden apilar perfectamente, estos chips son realmente la comida del futuro. Pero,



¿Cómo se hacen?En primer lugar, para entender que son los Pringles (y otros chips apilables), tienes que desprenderte de la idea de que las patatas chip proceden de las patatas reales en cualquier forma reconocible. De hecho, la empresa Pringles, afirmó alguna vez que su alta cantidad de procesamiento y bajo contenido de papa en realidad hizo que las Pringles no sean técnicamente papas fritas. (Para los que preguntan, ellos dieron este argumento de auto-sabotaje en un esfuerzo por evitar los impuestos para los llamados “alimentos de lujo” como las chips en el Reino Unido.
 A menudo las chips o patatas fritas que vienen apiladas en el paquete contienen tan poca patata que en realidad "técnicamente no pueden ser consideradas como patatas fritas”. Ellos mismos lo dicen!. Entonces, si no están hechas a base de patatas.

 ¿Qué son exactamente? El proceso comienza con una papilla de arroz, trigo, maíz y copos de patata a las que se les da forma. Esta sustancia en forma de masa se extiende en una hoja ultra delgada y es cortada por una maquina en forma de chips. Las chips avanzan a través de una cinta transportadora hasta llegar a unos moldes que le dan la forma curva que les permite encajar y apilarse unas sobre otras. Esos moldes se mueven a través de aceite hirviendo…Después son soplados en seco, rociados con saborizantes en polvo y por último, pasan por la banda transportadora que se mueve lentamente para que les permita apilarse. De ahí, pasan a las latas…y después van directo a las inocentes bocas de los consumidores.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario